Las emociones, esas grandes condicionantes de nuestra conducta, pueden influenciar nuestra vida en multitud de sentidos. Su manifestación, puede convertirnos en personas integradas socialmente o excluidas, todo depende de la manera en que las manejemos.
Al igual que sucede con cualquier aprendizaje, las emociones determinarán nuestra manera de afrontar la vida. Emoción, pensamiento y acción, son tres elementos muy relacionados, presentes en todo aquello que hacemos a diario. La comprensión y el control de las emociones puede resultar imprescindible para nuestra integración en sociedad, pero si esta falla, nos convertiremos en personas inadaptadas, frustradas e infelices.
En la Inteligencia emocional en pequeños y para comprender y manejar las emociones, lo primero que tienen que hacer los niños es conocer las emociones y saber como se sienten, para aprender posteriormente a controlarlas.
Al igual que sucede con cualquier aprendizaje, las emociones determinarán nuestra manera de afrontar la vida. Emoción, pensamiento y acción, son tres elementos muy relacionados, presentes en todo aquello que hacemos a diario. La comprensión y el control de las emociones puede resultar imprescindible para nuestra integración en sociedad, pero si esta falla, nos convertiremos en personas inadaptadas, frustradas e infelices.
En la Inteligencia emocional en pequeños y para comprender y manejar las emociones, lo primero que tienen que hacer los niños es conocer las emociones y saber como se sienten, para aprender posteriormente a controlarlas.
En clase hemos comenzado con todo este primer aprendizaje.
Dentro del taller de emociones que vamos a llevar a cabo
durante todo el curso, propusimos a los niños de 4 años realizar en cada clase
una "Caja de la Alegría", en la que cada uno echaría una cosa
(objetos, juguetes, fotos, dibujos...) que les provocara alegría o que les haga
estar contentos.
Los niños reconocieron que cuando están felices, se sienten bien, al contrario de cuando están tristes o enfadados. Se relajan, aparece una sonrisa en su cara y los que están a su lado también se sienten bien.
Tras varios días de tener la caja en clase, decidimos adornarla (porque tenía que estar bonita para dar alegría, según decían los niños) Lo primero fue hacerle una gran cara sonriente y luego por grupos dibujaron sobre ella para adornarla.
El viernes pasado, cada uno presentó a sus compañeros lo que había echado a la caja. Fue un momento muy especial para ellos, pues explicaron con mucha ilusión su objeto y el motivo de que les causara alegría o se pusieran contentos al verlo y escucharon muy atentos a todos los niños.
Los niños reconocieron que cuando están felices, se sienten bien, al contrario de cuando están tristes o enfadados. Se relajan, aparece una sonrisa en su cara y los que están a su lado también se sienten bien.
Tras varios días de tener la caja en clase, decidimos adornarla (porque tenía que estar bonita para dar alegría, según decían los niños) Lo primero fue hacerle una gran cara sonriente y luego por grupos dibujaron sobre ella para adornarla.
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